viernes, 22 de enero de 2010

Mi Piace “Los Amaneceres”



Ya paso un tiempo que estuve trabajando en campo, y haciendo turnos nocturnos. Ya no voy a trabajar en campo, ya no voy a hacer turnos nocturnos y hay cosas que esos turnos me han dado que voy a extrañar. Están los poderes recibidos, como el de poder dormir tan solo quince minutos con descanso equivalente a dos horas, poder que viene con sus inconvenientes como es debido y que asumo perderé con el tiempo, luego otro que no era tan poder pues era mas un insomnio, que se reseteaba con una salida nocturna, es decir un día de estar despierto en la noche me adaptaba a dicho horario, y me costaba días volver a regular. Pero lo que más voy a extrañar, aunque suene a mariconería sensiblera, sin duda alguna es ver el amanecer. No se confundan, el ocaso tiene su hermosura, pero siempre ha sido mejor encenderse que apagarse, además debido a que a las seis tenía que tener los datos del parte diario pude darme el gusto y lujo de ver una cantidad ingente de amaneceres, bajo lluvia, frio, calor, vientos, siempre a la intemperie, encima de esferas, etc., etc. Y cada uno me dejo pasmado, porque lo que más me gustó de cada amanecer es lo magnánimo de estos, el poder que representan. Recuerdo uno en especial en el que el cielo estaba como arado perpendicular al saliente, y salio. Como si fuera una fanfarria que comía al mundo poco a poco, como temí y respeté al sol en ese momento, como recordé la loas y ese endiosamiento que tantas culturas le atribuyen, como me sentí tan ínfimo, avasallado, pero con un nuevo ímpetu. No todos los amaneceres fueron así, claro está, pero a todos los voy a extrañar.

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