viernes, 12 de febrero de 2010

Las King



La última afrenta ha sido cometida, nunca pensé que lo harían, pero lo hicieron. Bueno aunque han ido sistemáticamente atacando la mística de estas (llamémosle) hamburguesas.

Hubo un tiempo en que la mínima dosis eran cuatro, en el que llegaba a las tres y estaban abiertas, casi esperándome, yo comía en vez de irme en taxi, hubo un tiempo en que las King eran mi religión. Y como toda religión que se precie de ser tal tiene sus ritos y dogmas, cuestiones casi inentendibles y no cuestionables que se hacen grande y se hacen tradición. En el caso de las King las había y a raudales nombraré algunas (no las únicas, quizás las mas importantes) y sus respectivas herejías consonantes que han ido mermando mi espíritu, alejando de esta otrora gran congregación.


 

La Salsa

Si he de empezar por algo, pues es por esta particular salsa, que no tiene nada de extraño, y sin embargo sabemos que es especial, el que la prueba lo sabe, se hunde en su fácil sabor y se sabe indispensable, tan indispensable que al que osase pedir una King sin salsa, se le debería bañar con dicha salsa y desterrarle de por vida (o así creía yo debería haber sido la cosa). Y si bien no han cambiado la salsa, si cambiaron la forma. En el tiempo bueno (siempre el pasado fue mejor) no habían potecitos con salsita, si los había con llajua (eso es permitido elegir) y no es que se tacañeara la salsa, es que la hamburguesa venía con tal capa de salsa (equivalente a la carne) que nadie había sentido la necesidad de tal exabrupto, no señor, la salsa era ecuánime con todos y asi vivíamos felices.


 

Los Espejos

El espacio físico de las King apoyaba esa imagen de igualdad, es asi que dos espejos paralelos bastante cercanos, barras para sentarse constituían el epítome de la comunión, todos sumidos en su peor cara, con lechugas y salsa en los labios (por no decir los dientes) desnudos ante su propia decadencia y la ajena, no era necesario girar el cuello, para encontrar un par. ¿Mantienen los espejos?. Sí pero con la distancia que ahora presentan, no cumplen otro propósito que el de añorar una mejor época.


 

Minucias que importan

Las King estaba llena de detalles extraños, si bien daban cubiertos nadie los usaba, te cobraban con el rostro y te servían por gestos, y así infinitamente. Pero había uno con dos bromas directas que eran parte de esos dogmas, que deben estar porque así es como debe ser. Ese era el menú. Colocado en una de esas pizarras con letras cambiables ofertaba un sándwich de huevo, otra invitación a la burla del no carnívoro, y se leía claramente y entre comillas "Próximamente Papuchas Fritas" y es que tales papucha no eran ni son ni serán necesarias, aquí servimos hamburguesas y eso es lo que somos, no faltaba algún incauto que preguntase, pero eso era lo de menos. Hoy por hoy las papas ya están presentes y ni el menú como tal existe, ni las bromas que lo adornaban.


 

Las King eran "Las King", ahora solo son unas hamburguesas buenas.