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1.
Riéndose solo en el baños mientras mea, ríe por la venganza ínfima que se ha cobrado, a su pene le has escupido, la muy escupidora ya se lo venía mereciendo, pa que sepa lo que es bueno, pa que sepa que no es a escupir cuando y donde se le plazca, las saliva iba lentamente enfriando el glande, y el orín a chorros avisaba del exceso alcohólico. Guarda la sonrisa antes de volverla carcajada, y esconde el paquete, si bien no le importan lo que digan la poca vergüenza le puede traer consecuencias. Vuelve entonces con la montana a conversar como conversaba antes de ir por sus urgencias. Lo espera graciosa un poco tambaleante, pero llena de vida.
"Botaste todo o te queda algo"
"Para ti siempre sobra"
Responde escueto y directo, no es que se negara a los encantos de una puteja de barrio, que no están mal de cuando en cuando, pero hoy quizás no quería tanto, hoy quizás guardaba sus fuerzas para algo mejor.
"Vamos"
Le dijo la lisonjera.
"vamos"
Respondió escueto y directo, a tanta insistencia no podía negarse, así son las leyes que gravitan la noche, y la primera ley es cumplirlas.
Recuerda entonces, mientras dirige su carromato, lo poco que gusta de un camino concurrido, lo bueno que es esta nueva vía libre, recuerda eso, y lo olvida al momento que escucha el encendedor de su inquieta acompañante, le molesta el humo en su carro, le molesta porque esa marca barata era alguna favorita, pero aguanta, sabe que reaccionar en este momento no le funcionaría para nada, solo habría que perder. No dejará que el humo le convierta, no ahora por lo menos, estira la mano derecha y juega con la humedad del su sexo, como puede después de tantos kilómetros recorridos sentir esa ansia, piensa para sí, y un cigarrillo apenas fumado cae a las alcantarillas, y una nariz sin humo acompañada de un esbozo de sonrisa se estiran y acomodan con el viento.
2.
De a poco convierte su sonrisa en carcajada, y apenas distraído por ver el reflejo de sus antiguas cicatrices mezcladas con las nuevas en un rostro que aqueja dureza sin pedir perdón. Vuelve en sí. Y sabe que tiene que lavar sus brazos con la mayor eficacia, este lugar ya esta muerto como el cuerpo del dormitorio, no hace falta ser más cuidadoso, se dice mientras la toalla teñida cae al basurero. Se dejo llevar por el momento, tal vez no tenía porque abrirle esa zanja en el estomago, o quebrar esos pómulos con el mango de esa daga, pero nadie le pido que atacara con esa daga tan finamente acabada, al quitársela se manejo casi sola, y sería un recuerdo de esta noche, quizás lo único memorable de la misma.
Pasó al otro cuarto, y pudo ver el armonioso desastre que habían realizado entre ambos, la obra de arte de la que quiso ser autor único, pero tendrá que compartir por su dar lugar a reacción, quizás es mejor así piensa, uno crece mas con este tipo de colaboraciones. Ve a su antigua daga tirada la cual tuvo que abandonar por un golpe artero, en manos de la puteja que le trajo hasta aquí.
"Llora por tu dueño"
Le espeta
Y responde con amargas lágrimas, de un sufrimiento sincero por el cuerpo de quien fue su dueño, yaciente al lado, como yacieron innumerables niñas de su harén, una a una marcadas con el misma daga que le habían arrebatado en batalla.
"Puedes quedarte con la vieja"
Le dijo mientras caminaba calmado.
Sabía que este tipo de animal sería incapaz de responderle, que es del tipo que se agarra al poder para sentirse un poco viva, que no valía la pena callarle, que debía dejarla llorando porque el mal necesita ser llorado también.
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